Entender, o mejor, experimentar lo que os voy a ahora a presentar, supone haber entrado de lleno en el espíritu de la reflexión anterior. En síntesis: HABER DEGUSTADO EL ESPÍRITU DEL RACÓ. Has descubierto no el agua, sino la fuente de donde, sin cesar, mana el agua. Éste es el reposo del alma. Y, no olvides. A él se llega por el camino del desierto. Camino que fluctúa entre la inmensidad del mar y la aridez del desierto. En los dos, en el mar y en el desierto, la dirección está en el corazón. SÓLO LA SED NOS ALUMBRA. Todos los otros signos y señales, de cualquier tipo que sean, son espejismos, que sólo tienen un cometido: ESTIMULAR LA FUERZA DEL CORAZÓN. Y todo y no haber signos visibles en el desierto, tiene una importancia capital en el desarrollo de nuestro corazón. El desierto es LA RUPTURA DE NUESTRO SER. ASÍ, ROTO, PARTIDO, COMO, CUANDO EL SACERDOTE HACE LA FRACCIÓN DEL PAN EUCARÍSTICO. No temamos las dificultades, los problemas, el sufrimiento; en una palabra, nuestro desierto. Ésta es la fuerza, el empuje que necesita nuestra persona para restaurarse con madurez y serenidad. Recordad las palabras tan duras que el Señor dirige a Pedro, cuando lo quería alejar del sufrimiento, de su desierto, ante el primer anuncio de la Pasión: “¡Lejos de mí, Satanás!, pues eres mi obstáculo, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres.” Alejarlo del desierto personal era una tentación de Satanás. En su propia ruptura estaba su propia plenitud. No es fácil entenderlo y menos explicarlo. Recurramos a la experiencia de Jesús; desde ella nos habla y nos muestra su camino: CRUZ…, LUZ…, PASCUA…,Y PLENITUD…, Que es la total restauración de la persona. En nuestros días, miremos a las personas a las que les ha visitado, con fuerza, el sufrimiento, su desierto. El primer sentimiento que les embarga es el de la humildad. Pueden presumir de sus sufrimientos, y, en cambio, no es que no presumen de él, lo hacen un camino de luz y restauración lumínica-personal… Pueden hacerse muchas preguntas, y, en cambio, prefieren las experiencias de acompañamiento que el dolor comporta a respuestas que, por absurdas e inalcanzables, nunca van a llegar a satisfacer el corazón. Pueden sentir hasta la aridez del corazón, la soledad del aislamiento, el ocaso de su aparente inutilidad. Saben que ese es el filón desde donde van a extraer la sinfonía del amor, el acompañamiento de los hermanos, la ternura de Dios. El desierto y el vergel se yuxtaponen, se relacionan, se integran y hasta se fusionan. En muchas ocasiones, estamos oyendo al mismo tiempo las palabras del Padre: ÉSTE ES MI HIJO, EL AMADO. ESCUCHADLE… Y al mismo tiempo, el grito desgarrador de Cristo en la Cruz: DIOS MÍO, DIOS MÍO, POR QUÉ ME HAS ABANDONADO. Este último grito nos conduce indefectible e ineludiblemente al primero; y éste estimula, alienta y nos da fuerzas para encontrarnos con el primero. En la dimensión humana, lo sabemos por pura inercia en nuestro humano caminar, las dos posturas son, en su exacta y dinámica complementariedad, absoluta y totalmente necesarias. Más aún, sin ellas no saboreamos las mieles de la acogida del Padre y el gozo fraterno, equilibrado y sin fisuras, del amor de los hermanos. La pérdida de algo o de alguien crea automáticamente la necesidad de la búsqueda auténtica, la que se busca desde el corazón, y reposa en el hallazgo: EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR, que es la comunión con el que habíamos perdido. La aridez desértica en el hondón del alma es la que nos empuja a ese salto cualificativo, dinámico, por el que, en la búsqueda, nos encontramos con la pregunta identificativa que nos hace Jesús: ¿QUÉ BUSCAS?... ¿A QUIÉN BUSCÁIS?... Nos lo dice Jesús con un tal poso de cariño, que sólo el escucharlas ya es en sí un encuentro; el sólo escucharlas ya es en sí una invitación a su intimidad. Entendemos ahora: “el que busca encuentra”. Un poco de programación: PD 30 de Marzo 2014 Celebración interna, y no por ello menos festiva, de los 25 años de la bendición de la capilla. Familia del Racó, os esperamos en el Racó para celebrar esta efeméride. 25-26-27 celebración solemne de los 25 años de la bendición de la capilla. Recibiréis programación a su momento oportuno. 1-2-3-4 de Mayo Terceras jornadas franciscanas. De todo punto necesario, participar y gozar de estos días de convivencia fraterna. Ya enviaremos programación. Os invitamos también a la celebración gozosa de la Pascua en el Racó. Paz y bien desde el Racó. Vuestros hermanos LLopis.
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